domingo, 31 de julio de 2016

DEMOCRACIA

HOMENAJE AL COMANDANTE HUGO CHÁVEZ EN INSTITUTO PATRIA DE BUENOS AIRES

PROYECTO QUE SE BUSCA IMPONER EN AMÉRICA LATINA NO ES SOLO CONSERVADOR SINO COLONIAL: STELLA CALLONI


POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

Detrás de los gobiernos títeres que buscan la restauración conservadora en Latinoamérica está la mano imperialista que mueve los hilos, y eso se puede observar con lo que está ocurriendo en Argentina y Brasil, denunció la periodista, poeta e investigadora social, Stella Calloni, durante la charla que ofreció el pasado 28 de julio en Buenos Aires, en la sede del Instituto Pensamiento, Acción y Trabajo para la Inclusión Americana (PATRIA) que lidera la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, con motivo del homenaje que se le tributó al comandante Hugo Chávez Frías por el 62 aniversario de su natalicio.

Durante el acto en memoria del líder venezolano que dejó honda huella en el pensamiento emancipador latinoamericano y en el proceso integracionista de la región, intervinieron además de Calloni, la propia expresidenta Fernández de Kirchner; el embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Argentina, Carlos Martínez Mendoza; el parlamentario del Mercosur y exministro de Defensa, Agustín Rossi; y el periodista del diario Página/12, Luis Bruschtein.

Calloni, destacada reportera de guerra, defensora de derechos humanos, escritora, autora de varios libros, en especial uno de denuncia que constituye un clásico en América Latina: “Operación Cóndor, pacto criminal”, y corresponsal del periódico La Jornada de México, hizo un detallado perfil del comandante Chávez, recordando cómo lo conoció en Caracas después de salir de la cárcel por el levantamiento que protagonizó en febrero de 1989 contra el gobierno neoliberal de Carlos Andrés Pérez; las diversas entrevistas periodísticas que le realizó; las políticas de hondo calado social que puso en marcha durante los trece años de gestión revolucionaria al frente del Palacio de Miraflores; las acciones que impulsó por la integración latinoamericana y la paz en la región; y el desafío que tienen los sectores alternativos y democráticos en el hemisferio por reivindicar su pensamiento y proyectar su obra.

TIENEN MIEDO A QUE RESURJA EL FUEGO QUE IRRUMPIÓ EN AMÉRICA LATINA

La periodista dijo que “hablar de Chávez es hablar de la unidad latinoamericana”, y que gobiernos de tinte fascista como los recientemente instalados tanto en Argentina como en Brasil buscan acabar con los símbolos de los líderes progresistas porque quieren borrarlos de la memoria colectiva y de esta manera impedir que “resurja el fuego que irrumpió en América Latina”, como consecuencia de la aplicación de políticas criminales con sello neoliberal que afectó la vida material y horadó el tejido social de los pueblos.

Recordó que el denominado “Caracazo” de 1989 en el que Chávez buscó derribar el corrupto gobierno de Carlos Andrés Pérez que utilizaba a los militares para reprimir al pueblo en sus justas protestas, constituyó el primer levantamiento antineoliberal del hemisferio.

Destacó del Comandante bolivariano su audacia revolucionaria, su patriotismo, su conexión con los sectores populares y la proyección que le imprimió a su gestión presidencial para promover la unidad latinoamericana.

Chávez, dijo Calloni, estaba despertando la “mentalidad colonizada” en que viven sumidos nuestros pueblos por efecto de los oligopolios mediáticos y la propaganda imperialista. Por eso, recordó, el mandatario venezolano impulsó políticas culturales y comunicacionales para concientizar a su pueblo. Es que “sin cultura no podemos pelear frente a un enemigo tan feroz y eso lo tenía muy claro el presiente Chávez”, señaló la periodista argentina.

“La colonización permanente hace que la gente vaya perdiendo su manera propia de pensar” y en ese empeño se encuentran los gobiernos de catadura neoliberal que buscan la restauración conservadora en Latinoamérica, precisó.

En ese sentido, Calloni denunció que el guión preparado desde Washington apunta a consolidar un proyecto no solamente conservador sino colonial en América Latina, para lo cual han convertido a la Argentina en un laboratorio.

Por eso, alentó a no tener miedo, a acabar con el temor que quieren imponer estos gobiernos títeres que se caracterizan por ser represores y violadores de derechos humanos, y a “pasar las líneas” que sean necesarias si hay que hacerlo.

El reto, puntualizó, “es tomar esas teas ardientes” que dejaron como legado líderes como Chávez y Néstor Kirchner, para enfrentar los abusos de estos gobiernos de la ultraderecha que cuentan con el silencio cómplice de la dictadura mediática.

Reivindicó el hecho de que América Latina ha sido históricamente “el continente de la resistencia” y dijo que lo seguirá siendo. Razón por la cual invitó a que “empecemos a levantar la historia actual de nuestra propia resistencia”.

La charla de Calloni y las intervenciones de los demás expositores en este homenaje al comandante Chávez, en el siguiente video:


 Buenos Aires, julio de 2016.


jueves, 21 de julio de 2016

PROCESO DE PAZ COLOMBIA

DE FIRMARSE PAZ EN COLOMBIA, SE ABRE POSIBILIDAD DE CAMPAÑA CONTINENTAL PARA EXPULSAR BASES MILITARES DE E.U. Y OTAN EN AMÉRICA LATINA: ATILIO BORON



POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

En términos geopolíticos, “la paz en Colombia es la paz de Latinoamérica  así como la guerra en Colombia coloca, de un modo u otro según los países, a todos ellos en guerra. De firmarse la paz y construirse sólidamente en los pasos venideros, que será una tarea para nada sencilla, se abren condiciones para lanzar una campaña continental de expulsión de las bases militares norteamericanas y de la OTAN en América Latina”, afirmó en entrevista para el portal www.convergenciaporlapaz.net, el destacado sociólogo y politólogo argentino Atilio Boron.

Al analizar las consecuencias que en el ámbito político tendrá el proceso de paz colombiano, este científico social, docente universitario y director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED) del Centro Cultural de la Cooperación "Floreal Gorini" de la ciudad de Buenos Aires, considera que el reto que se impone para los sectores alternativos, de izquierda y del campo popular, es el de trabajar para “unificar en un frente lo más amplio posible a una variedad de fuerzas políticas en torno a ciertos ‘denominadores comunes’  dejando de lado diferencias y discrepancias en temas que no sean los esenciales en el momento actual”.

COLOMBIA TIENE MUCHO QUE PERDER Y NADA QUE GANAR CON INJERENCIA MILITAR DE E.U. 

La entrevista con Boron se realizó en los siguientes términos:

-       Así como capitalismo y democracia son incompatibles, también “paz y neoliberalismo en Colombia son incompatibles”, afirmó usted en tono categórico en el IX Seminario Internacional Marx Vive que se realizó en Bogotá, en la Universidad Nacional, en marzo de este año. En consecuencia, ¿cuál cree que es el reto de los sectores alternativos y de izquierda de este país para evitar que la firma de la paz entre el gobierno de Santos y la insurgencia de las Farc no sea una “revolución pasiva” en términos gramscianos y la oligarquía colombiana termine neutralizando al adversario sin que haya avances en cuanto a la superación del criminal modelo neoliberal?

-       No hay respuesta desde la teoría para esta pregunta. Que todo esto termine en una “revolución pasiva” dependerá de la inteligencia y la determinación con que la izquierda colombiana enfrente el desafío histórico de construir la paz. Para ello se impone unificar en un frente lo más amplio posible a una variedad de fuerzas políticas en torno a ciertos “denominadores comunes” dejando de lado diferencias y discrepancias en temas que no sean los esenciales en el momento actual. Lo que se busca con esta táctica es aislar a los enemigos de la paz y avanzar en la concreción de una nueva correlación de fuerzas que frustre las tentativas de los grupos y organizaciones que por largas décadas han sacado provecho del conflicto armado, especialmente aquellos que propiciaron el desplazamiento de grandes masas de campesinos y el robo de sus tierras para imponer un modelo de capitalismo agrario basado en la depredación medioambiental y la exclusión de las masas campesinas e indígenas. Creo que es importante que esta táctica se inscriba en una concepción estratégica más general que contemple una multiplicidad de iniciativas concretas con sectores populares de la ciudad que también son víctimas del modelo neoliberal. Es evidente que el gobierno de Colombia no tiene intenciones de abandonar este modelo y que sólo admitirá modificarlo en la medida en que sus contradicciones pongan en entredicho la estabilidad global del sistema. Una adecuada organización del campo popular y un profundo trabajo de educación política son instrumentos imprescindibles para garantizar que la paz que eventualmente se firme no termine en el callejón sin salida de una “revolución pasiva” que deje lo esencial tal cual está, cuando de lo que se trata precisamente es de cambiarlo.

-       En su libro “América Latina en la geopolítica del imperialismo”, usted no descarta la hipótesis de que “Colombia podría ser un país en el que Estados Unidos instaló armamento nuclear”. ¿La firma de la paz constituye un mecanismo que podría influir a corto y mediano plazo para que Washington reduzca su control y dominio militar en territorio colombiano?

-       Depende de cómo se vaya a construir esa paz. La firma es apenas el primer paso de una larga travesía. Washington ha estado monitoreando in situ esas negociaciones y hasta donde he podido saber el tema de las bases y su eventual retiro del territorio colombiano no figura en su agenda. Pero debe figurar, y en un lugar prominente, en la de los actores políticos colombianos, comenzando por el propio gobierno. En momentos de profunda desarticulación violenta del sistema internacional tener bases norteamericanas en territorio colombiano implica involucrar al país en el amplio abanico de conflictos internacionales protagonizados por Washington. Sobre todo cuando existen fundadas sospechas de que en alguna de esas bases podría haber un arsenal nuclear, cosa que atraería la respuesta violenta de las múltiples organizaciones militares irregulares que se oponen –por razones que no siempre compartimos, como el fundamentalismo islámico- al imperialismo norteamericano y que podrían terminar por configurar en ese país un teatro de conflicto de incalculables proyecciones. En ese sentido, la presencia de tropas norteamericanas en Colombia remata en una ecuación política sumamente desfavorable, pues este país tiene mucho para perder y nada para ganar. De lo que ha trascendido hasta ahora es evidente que Estados Unidos no tiene intenciones de retirar sus militares de Colombia y esto nada bueno augura para este país sudamericano.

-       ¿En términos geopolíticos qué proyección tendrá en Latinoamérica la firma de la paz en Colombia?

-       Muy importante porque, tal como lo he expresado en numerosas oportunidades, la paz en Colombia es la paz de Latinoamérica, así como la guerra en Colombia coloca, de un modo u otro según los países, a todos ellos en guerra. De firmarse la paz y construirse sólidamente en los pasos venideros, que será una tarea para nada sencilla, se abren condiciones para lanzar una campaña continental de expulsión de las bases militares norteamericanas y de la OTAN en América Latina. Un continente en donde haya desaparecido el conflicto armado más prolongado de nuestra historia ratifica sus credenciales para convertirse, seriamente, en una “zona de paz.” Sin la guerra nuestros países podrán gozar de mayores márgenes de libertad a la hora de decidir sobre su inserción en las procelosas aguas del sistema internacional. En el fondo, si triunfa la paz la soberanía popular se convierte en algo más que una expresión retórica y nuestros pueblos accederán a mejores condiciones para elegir libremente como integrarse al mundo, con cuáles aliados, con cuáles proyectos y, finalmente, dar un renovado impulso a la integración de América Latina, condición indispensable para que nuestros países no sean arrasados por la prepotencia imperial.



-       “Sin modificación subjetiva, sin elaboración de la verdad de la situación total en la que participa el hombre, no hay revolución objetiva”, afirmaba su paisano, el destacado filósofo León Rozitchner. ¿Cuál debe ser el rol de los sectores alternativos y de izquierda en una Colombia sin conflicto armado para generar una nueva cultura política y hacia dónde debe apuntar esta “batalla de ideas”?

-       Rozitchner retoma acertadamente la problemática leninista de la dialéctica entre las condiciones subjetivas y objetivas para la revolución. Si hay una paradoja en la Latinoamérica actual es la siguiente: las condiciones objetivas para la revolución están más presentes que nunca antes: inéditos niveles de concentración de la riqueza y polarización económica; feroz depredación medioambiental; vaciamiento de las instituciones democráticas; reiterada frustración de los modelos de crecimiento económico; desindustrialización y reprimarización de nuestras economías y agudización de la dependencia externa, entre tantas otras cosas. Sin embargo, la industria cultural norteamericana se ha anotado un éxito notable al avanzar impetuosamente en el terreno de las subjetividades promoviendo la  calculada despolitización de la ciudadanía, el resentimiento hacia los políticos, la exaltación de los valores del mercado, la estigmatización del socialismo, la ilusión de que el capitalismo ofrece “oportunidades para todos” y la ideología del fin de las ideologías (y el triunfo del saber técnico, que cancela el conflicto de valores) y también del fin de la historia, que tiene dos ganadores inapelables: el libre mercado y la democracia liberal. La batalla de ideas es impostergable e imprescindible para combatir esas falacias, pero que se han adentrado profundamente en el imaginario popular latinoamericano. Si el neoliberalismo fracasó en su promesa de generar crecimiento económico, redistribución de la riqueza vía el “derrame” de la “riqueza excesiva” que se vierte virtuosamente hacia los más pobres, logró un éxito notable en el terreno de la ideología. Lo hizo porque comprendió antes que la izquierda la necesidad de prevalecer en ese terreno y, además, porque cuenta con un formidable establecimiento académico e intelectual en los países centrales y también con una poderosa telaraña de medios de comunicación que controlan casi sin contrapeso alguno la esfera pública de los países de la región.


Buenos Aires, julio de 2016.




domingo, 10 de julio de 2016

SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

ENTREVISTA CON LA EXCANDIDATA PRESIDENCIAL POR EL FRENTE AMPLIO, VERÓNIKA MENDOZA

“VAMOS A IMPULSAR UN PROCESO CONSTITUYENTE PARA QUE SE TRADUZCA EN UN NUEVO PACTO POLÍTICO SOCIAL EN EL PERÚ”



POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ, especial para EL TELÉGRAFO


La líder de izquierda fomenta un pacto en Perú para impulsar transformaciones sociales que reemplacen el esquema neoliberal.

Invitada por sectores alternativos de Colombia que respaldan el proceso de paz, la excandidata del Frente Amplio del Perú, Verónika Mendoza Frish, visitó recientemente Bogotá en el marco del acuerdo de cese bilateral del fuego y fin de las hostilidades firmado en La Habana por el Gobierno de Colombia y el grupo insurgente de las Farc.

En la capital colombiana, la líder y diputada del Frente Amplio que congrega sectores de izquierda del Perú, explicó que su accionar político de ahora en adelante se centrará en liderar un proceso constituyente con la ciudadanía que posibilite un nuevo pacto político en su país con miras a impulsar las transformaciones sociales a través de un nuevo modelo económico que reemplace el fracasado esquema neoliberal.

Sobre las perspectivas políticas del Frente Amplio y su agenda política a corto y mediano plazo, dialogamos con su líder para EL TELÉGRAFO.

-       Tras la disputada segunda vuelta presidencial del pasado 5 de junio en el que el Frente Amplio fue decisivo en la victoria de Pedro Pablo Kuczynski, ¿cuál es ahora la ruta política de esta agrupación de izquierda que usted lidera?

-       El pueblo peruano nos ha dado el mandato de ser una oposición vigilante y fiscalizadora pero también propositiva, constructiva, que eventualmente pueda llegar con otras fuerzas políticas, no obstante las discrepancias ideológicas, a acuerdos básicos sobre temas fundamentales como la lucha contra la corrupción,  la reforma del sistema político electoral, la difusión y defensa de los derechos ganados como los laborales y del medio ambiente que propugnan por una vida sana y los derechos de los pueblos indígenas. Vamos también a articular nuestro trabajo parlamentario a través de una bancada de veinte congresistas de 130, con el movimiento social y ciudadano que ha sido muy activo en la defensa de la democracia en los últimos años.

-       ¿Cuál es el propósito de su visita a Colombia?  

-       Para nosotros ha sido fundamental estar en este momento histórico para Colombia pero también para Latinoamérica en el que se abre la oportunidad de una paz verdadera, duradera; conocer el proceso de cerca, ponerle rostros a ese proceso, entender su complejidad para poder respaldarlo, solidarizarnos, aprender de él y acompañarlo en su implementación. Expresamos nuestro profundo respeto al pueblo colombiano por la valentía, la perseverancia y la madurez para impulsar un proceso de paz tan complejo pero tan necesario.




-       Desde hace más de un cuarto de siglo el Perú ha adoptado a raja tabla el modelo económico neoliberal. ¿Con la consolidación a corto y mediano plazo del Frente Amplio hay posibilidad de luchar por el cambio de modelo o considera que con su continuidad el país puede conducirse a buen puerto?

-       Definitivamente no, porque ya los hemos vivido y comprobado, llevamos 25 años de la implementación de políticas neoliberales que si bien han llevado a un crecimiento económico que no dejamos de reconocer, no se ha traducido en mejoras en las condiciones de vida de los peruanos, todavía regiones importantes de nuestro territorio no tienen la presencia del Estado en cuanto a la atención y garantía de derechos como salud, educación, ni siquiera cuentan con servicios básicos como agua o saneamiento. Por lo tanto es un modelo que nosotros si queremos cambiar profunda y radicalmente por una economía diversificada que genere empleo digno y sostenible; que sea respetuosa del medio ambiente, de la diversidad cultural que constituye una riqueza en nuestro país; que ponga por delante los derechos de la gente y que el Estado esté a su servicio. De manera que nosotros vamos a seguir trabajando para que ese modelo cambie. Además somos conscientes de que hay una gran expectativa de cambio en el Perú que se viene expresando en cada elección y nosotros tenemos que seguir consolidando el Frente Amplio en todo el territorio nacional.

-       Como generar hegemonía en términos gramscianos por parte de los gobiernos progresistas en América Latina es tan complejo, cobran mucha significación y proyección los liderazgos políticos. El hecho de haber obtenido cerca del 19% en la primera vuelta presidencial en el Perú la ha consolidado como una figura relevante en el espectro político de su país. ¿Cuál es su agenda en adelante para promover estas políticas de cambio que viene planteando y que han obtenido una gran acogida entre la sociedad peruana?

-       Vamos a  acompañar y fortalecer el trabajo de nuestra bancada en el Congreso no solamente para defender la institucionalidad democrática sino también para plantear algunos cambios y sobre todo impulsar un proceso constituyente en la ciudadanía, con la gente, en los barrios, en las comunidades, para construir juntos el nuevo proyecto de nación que queremos y que se sustenta en principios de soberanía, igualdad y solidaridad. Se trata de consolidar un nuevo pacto político social que zanje de manera definitiva con la corrupción, con la violencia, con la injusticia, con las desigualdades, la depredación y la contaminación, recuperando la soberanía sobre los recursos naturales y que el Estado pueda decidir hacia donde se destine lo extraído del suelo peruano. Así que con la gente impulsaremos este debate.


El Telégrafo, Ecuador, 11 de julio de 2016.